«El convertirme en madre me acercó más a Dios. Mis catequistas siempre me dijeron que Dios nos abama más que lo que nosotros éramos capaces, que nos amaba más que nuestros padres.
Cuando te tuve en mis brazos, di gracias a Dios por su Gran Amor, pues ese Amor ¡Es algo más grande que el que sentía por tí en aquel momento! ¡No puedo imaginar un amor tan grande!. Cualquier madre entenderá bien lo que digo…»
Y cualquier padre también -repliqué a mi mamá- ahora que soy padre valoro mejor es Gran Amor de Dios, porque yo tampoco imagino cómo es posible que se pueda querer a mis pequeñas más que lo que yo las quiero…, y sin embargo, Él las quiere más
