Oscarito es mecánico, pasa el día entre hierros y tinto en grasa. Pescar le sirve para pensar, buscar la solución al mecanismo que no pudo arreglar durante el día, para refrescarse, descansar y “aprender a esperar, porque siempre estoy desesperado” –me dijo un día.
Recordé entonces que Jesucristo escogió a varios pescadores para que lo acompañaran, y que varias veces utilizó la pesca para mostrar su mensaje. La pesca es una espera activa, una tranquilidad productiva…
Oscarito pesca tres o cuatro piezas cada vez que va al río en las tardes después del trabajo, sin embargo, siempre dice que pescar le “da resultado”.
