En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades, poblados, ponían los enfermos en las plazas y le rogaban que los dejara tocar tan solo los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban curados. Mc. 6, 56
¿Cómo me siento en la presencia del Señor, humilde y necesitado o creyendo merecerlo todo?
