Jesús le respondió: “Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”. Mateo 8, 20
¿Quiero seguir a Jesús, pase lo que pase?
Month: junio 2014
tantos caminos…
Si prefiero a los humildes
En esa oportunidad, Jesús dijo: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Mateo 11, 25
En mi comunidad, mi trabajo, mi bario ¿busco a los poderosos o a los humildes?
Si doy buenos frutos
Así, todo árbol bueno produce frutos buenos y todo árbol malo produce frutos malos. Mateo 7, 17
¿He pensado alguna vez cuáles son los frutos que está dando mi vida?
Una voz que grita en el desierto
Juan el Bautista es la prueba de que la verdad se abre paso por sí sola. Aquella voz “insignificante” que comía saltamontes y miel salvaje realizó la preparación final del Paso definitivo Dios por este mundo, nada más y nada menos.
Cuando creas que tu voz no tiene nada que decir, acuérdate de Juan, y pide al Espíritu Santo que te ilumine para que lo que digas sea coherente con la verdad de Dios. El desierto está garantizado en este rincón del Caribe, y siempre encontrarás “saltamontes y miel salvaje” que te ayuden a lidiar con las consecuencias.
Si Dios tiene mi primer lugar
Y al final de su carrera, Juan decía: “Yo no soy el que ustedes creen, pero sepan que después de mí viene aquel a quien yo no soy digno de desatar las sandalias”.
Hechos 13, 25
¿Pongo siempre al Señor en primer lugar?
Si soy exigente conmigo mismo
Porque con el criterio con que ustedes juzguen se los juzgará, y la medida con que midan se usará para ustedes. Mateo 7, 2
¿Me juzgo y me critico con el mismo rasero que uso para los demás?
Si cuido mi alma
No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena. Mateo 10, 28
¿Qué cuido más, mi alma o mi cuerpo?
Si cuido mi alma
No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena. Mateo 10, 28
¿Qué cuido más, mi alma o mi cuerpo?
Si no juzgo a nadie
Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
Juan 3, 17
¿Me atrevo a juzgar a los demás?