La fe de la cananea cambió el plan a Jesús (Mt 15, 21-28), le hizo ir más allá de los hijos de Israel, tal vez, adelantó la universalidad de su misión, así como la Virgen adelantó “su hora” de hacer vida pública en Caná de Galilea.
Esta es una buena noticia, la fe no sólo puede mover montañas, sino cambiar el plan al Autor de las montañas: ¡Tanto nos ama!. La oración es la comunicación de esta fe. Al orar no sólo nos llenamos de Él sino, sino que le damos a Él la oportunidad de llenarse de nosotros al punto de hacernos partícipes de su dinámica amorosa de salvación.
