Nos insultan y deseamos el bien. Padecemos persecución y la soportamos. Nos calumnian y consolamos a los demás. Hemos llegado a ser como la basura del mundo, objeto de desprecio para todos hasta el día de hoy. 1 Corintios 4, 13
¿Si tuviera que sufrir todo esto por Cristo, estaría dispuesto a aceptarlo?
