Pero él no le respondió nadas. Sus discípulos se acercaron y le pidieron: ”Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos”. Mateo 15, 21-28
¿Confío en la misericordia del Señor, aunque parezca que no me oye?
un espacio para la fe
Pero él no le respondió nadas. Sus discípulos se acercaron y le pidieron: ”Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos”. Mateo 15, 21-28
¿Confío en la misericordia del Señor, aunque parezca que no me oye?