
Al ciego Bartimeo lo mandaban a callar y él seguí gritando a quien único puede salvarlo: Jesucristo. (Mc 10, 46-52)
Al grupo de cubanos que no dejaron entrar, tampoco les aceptaron la carta en la que pedían con tiempo anterior suficiente, la entrada como peregrinos, las autoridades que contestaron hicieron caso primero a la «denuncia» del gobierno cubano. No escucharon, no dialogaron, no hicieron lo que dice el Papa que hay que hacer.
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