Deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte  con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Mateo 5, 24
¿Busco la reconciliación con las personas que he tenido problemas?

Aunque pase por quebradas muy oscuras no temo ningún mal, porque tú estás conmigo, tu bastón y tu vara me protegen. Salmo 22, 4
¿Vivo confiado en el Señor o temiendo las contrariedades de la vida?

Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, un espíritu firme pon en mí. Salmo 50, 12
¿Le pido al Señor dones espirituales o materiales?

Hagan la prueba y vean cuán bueno es el Señor; ¡dichoso aquel que busca en él asilo! Salmo 33, 9
¿He probado confiar en el Señor?

Guárdame también de la soberbia, que nunca instale en mí su dominio. Entonces seré un hombre perfecto y limpio del pecado más grave. Salmo 18, 14
¿Soy soberbio? ¿Me dejo dominar por la ira?

Todo esto es figura del bautismo, por el que ahora ustedes son salvados, el cual no consiste en la supresión de una mancha corporal, sino que es el compromiso con Dios de una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo. 1 Pedro 3, 21
¿Me siento comprometido con el Señor a ser mejor cada día?

Dios mío, enséñame tus caminos, para que así ande en tu verdad, pon en mi corazón el temor a tu Nombre. Salmo 85, 11
¿Quiero andar en los caminos del Señor a pesar de sus exigencias?

Compartirás tu pan con el hambriento, los pobres sin techo entrarán a tu casa, vestirás al que veas desnudo y no volverás la espalda a tu hermano. Isaías 58, 7
¿Cumplo las obras de misericordia?

Dichoso el hombre aquel que no asiste a reuniones de malvados, ni se para en el camino del pecado, ni en el banco de los burlones se sienta, más cumplir la ley de Dios es su alegría, y murmura su oración de día y de noche. Salmo 1, 1-2
¿Dónde busco mi felicidad?

Como somos los colaboradores de Dios, les suplicamos que no hagan inútil la gracia de Dios, que han recibido. 2 Corintios 6, 1
¿Me siento colaborador del Señor en mi vida de cada día?